Opinión: Televisión Nacional de Nambula, una casa familiar



                                                                                                        
Al vivir en una sociedad en la que todos estamos propensos a decir mi tal es tal,  por tanto yo también debo ser tal. Desde nuestras casas hemos sufrido el síndrome de la preferencia, es decir preferir a unos que a otros. Resulta lamentable que al travesar un recorrido de 16 años de esfuerzo y dedicación a los estudios, no tengas garantizado un puesto de trabajo fijo porque en cada entidad  funciona como algo familiar donde no impera la capacidad, sino el conocimiento intuitivo amateurismo.
Con la llegada del intrusismo laboral en las sociedades modernas, se redujo la posibilidad de trabajar de gente especializada en las labores que llevan a cabo gente ajena a las mismas.
Los medios de comunicación de mi país Nambula, especialmente la televisión nacional encabeza esta forma de hacer; considera a su casa como una mini pymes al reclutar de padres a nietos y de bisnietos a sus hijos cerrando las puertas a las personas cualificadas y duchas en la materia.
En la universidad nacional de Nambula, cada vez hay más egresados y con pocas posibilidades de trabajo, porque el merado se encuentra lleno de intrusos que trabajan por la ayuda de su tal.
Nambula es un país donde todo es posible y normal, donde ven a cercar el peligro como una bala de pólvora, donde no se pone a pensar en las consecuencias de cada tolerancia.
Se supone que Nambula es un país democrático e informatizado donde todos los nambuleños deberían tener una visión futura de las cosas.
La calle está llena de profesionales con ansias de ejercer su profesión ya sea de forma de prácticas  o por una contratación fija; buscar un puesto de trabajo en la televisión nacional  de Nambula cuesta como encontrar una aguja en el pajar y como dijo Maquiavelo en su obra “el príncipe”  el fin justifica los medio, es decir, la manera de hacer la televisión de Nambula, deja mucho de qué hablar.
La proporcionalidad de una formación educativa de un país se mide a través de la demanda que exige la cosa pública, la cantidad de puestos de trabajo que tiene la mayoría que ha cruzado una formación ya sea profesional o universitaria. Muchas veces me hecho la pregunta a mi mismo sobre ¿habrá un puesto de trabajo para mi hijo en el futuro?
A veces tergiversamos las cosas solo para cambiar la verdadera esencia de las mismas, solo para quedarnos bien vistos en una minoría representativa; pero bien,  las cosas de Nambula ya no son creíbles por mucho que sean manipuladas, cada individuo es capaz de llegar a sus propias conclusiones.
 Como dijo Fray Luis de león: “los caminos se  hacen al dar”. Por mucho que puedan cerrar las puertas por no pertenecer a esa familia de tales, pues nosotros tampoco pensamos  renunciar a las nuestras, seguiremos  perteneciéndonos  a nuestras alcurnias, y   haciendo caminos hasta donde los pies nos cansen. Si vosotros habéis sido capaces de crear vuestras propias familias, cerrando las puertas a gente ajena ella, pues nosotros  también somos capaces de instituir nuestras  propias estirpes albergando a la gente que necesitan oportunidades por que la familia no es más que  un conjunto de personas que por lazos familiares o no son capaces de compartir la vida.
El acaparamiento de intrusismo en la televisión nacional de Nambula a veces crea una cobertura mediática de separación entre los que poseen la formación periodística y los que no la tienen, muchos intrusos de la profesión se autoproclaman periodistas profesionales y otros se autodenominan decanos en la materia periodística, pero bien del dicho al hecho hay un gran techo. Los errores en los telediarios son constantes y nos pasamos desapercibidos de ellos porque el derecho de pertenecer a la familia es fundamental e  intransferible.

Muchos piensan que ser plenipotenciario en una institución pública del estado  es, hacer con ella lo que le apetezca,  olvidando que es algo que pertenece a todos y que algún día te exigirán las cuentas por el trabajo ya sea bien o mal hecho. Las generaciones pasan y las cosas siguen en su curso sin cambio alguno, quiero sentirme orgulloso de mi país, salir al exterior y poder  decir sin tapujos que soy de Nambula y que me vean con buenos ojos.   En ocasiones he llegado a desear a  Nelson Mandela por su entrega en la liberación de su pueblo y a veces me pregunto  si habrá otro.  
Nambula lugar  donde todo va bien, lugar donde no caben las criticas, pensar diferente al otro resulta un pleito, pero bueno,  todo para uno y uno para todos. Alguien me corregirá sí es  que estoy en error, no sé si es digno de elogio que en un país como Nambula los medios de comunicación audiovisual sean un número tan reducido  a pesar de que son ellos los que más demanda tienen a nivel de la sociedad; no será por no querer dar las licencias a los que pretenden crear puestos de trabajo  para los nambuleños o porque no son de la familia de tales… conclusiones seguro que habrán.

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